Es cierto que cada día nos enfrentamos a un contratiempo que nos impide pararnos a pensar tanto en las personas como en los elementos que nos rodean, incluso en los más imponentes. Pero eso se busca con el ojo de fotógrafo, exponer ante el público una realidad que, en ocasiones, no se observa, pero que existe y nos acompaña de manera continua. En Dicotomías no se muestran edificios, se muestra ese punto de vista que a veces se nos olvida; esos detalles que desaparecen de nuestras rutinas; el equilibrio que nos permite ver lo que a veces creemos que es invisible; esa originalidad de algunos artistas que se escapa de nuestras manos por el hecho de ver lo que creemos que es la misma figura una y otra vez. Y es que, la forma que tiene el autor de crecer como artista es ampliar su mirada al mundo, es entender que no todo es lo que parece y que, si te atreves a dar el paso, vas a encontrarte con una nueva dimensión en la que cada ventana es un ángulo distinto y en la que cada esquina es una composición diferente.

Teniendo en cuenta lo anterior, puedo decir que con Dicotomías se pretende regalar al espectador ese minimalismo que no puede conseguir por sí mismo, por encontrarse en una realidad llena de ruido. Se pretende regalarle el equilibrio que a veces nos falta, impidiéndonos ver el mundo de un modo distinto, más ameno, más armónico y más esperanzador. Además, con cada obra se quiere inspirar a cada persona a que deje volar su imaginación, a que su grado de ilusión se multiplique y se deje llevar por lo que en un primer momento creía imposible. De este modo, la fusión entre realidad y sueños, entre formas definidas e icónicas y elementos que rozan lo impensable, se hace realmente protagonista.

Se trata de una forma diferente de ver, mirar y observar; una forma de indicar a quienes tenemos cerca que nos falta algo, que tenemos a mano mucho más de lo que pensamos. Que la nada en realidad es un todo, y que cada todo se ha creado a partir de pequeños rincones que pueden conquistarnos uno a uno si le dedicamos la emoción, la imaginación y el tiempo suficientes.

No importa de qué ciudad, país o continente sea la imagen. Todo espacio tiene su lógica, su realidad y su encanto. Solo hay que atreverse, solo hay que dejarse llevar para absorber la autenticidad de lo que nos parece común, cuando realmente nada lo es. El cielo, las texturas, las formas, las tonalidades y los materiales crean nuevos mundos de los que podemos formar parte. Dicotomías invita a ello, porque cada día, cada objeto y cada sensación es un reto que hay que superar, y no hay nada como hacerlo mediante una fotografía que demuestre eternamente que cada segundo puede significar un nuevo descubrimiento.